Os presentamos Salmos para tener paz y tranquilidad.
Salmos para tener paz y tranquilidad
Los Salmos son piezas de poesía, himnos y alabanzas inspiradas por Dios, escritas desde el corazón. Existen salmos para cualquier momento de nuestras vidas, para agradecer a Dios por la vida, por la salud, por la familia, por el trabajo, por su fidelidad, cariño y misericordia, Para exaltar su poder, su gloria y majestad.
Pero también hay salmos para pedir de su ayuda, de su auxilio, su perdón y misericordia. Y varios de ellos nos muestran cómo una persona puede estar en lo más profundo de la desesperación, pero aún así confiar en la divina providencia de Dios.
Por ello te queremos compartir los siguientes salmos que te ayudarán a implorar la paz del Señor en momentos de angustia, incertidumbre, miedo o desesperanza. Confiando en que el Señor siempre nos escucha.
Seguimos con Salmos para tener paz y tranquilidad.
Salmo 62
En Dios sólo descansa el alma mía, de él espero mi salvación. Sólo Él es mi roca y mi salvador, si es mi fortaleza, no he de vacilar. […] Sólo en Dios tendrás tu descanso, alma mía, pues de él me viene mi esperanza. Sólo Él es mi roca y mi salvador, si es mi fortaleza, no he de vacilar. En Dios están mi salvación y mi gloria, Él es mi roca y mi fuerza, en Él me abrigo. Pueblo mío, confíen siempre en Él, abran su corazón delante de Él, Dios es nuestro refugio. […] Una vez Dios habló, dos cosas yo entendí: Que de Dios es la fuerza, y tuya es, oh Señor, también la gracia.
del Salmo 62
Salmo, 31
A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado: ¡Tú que eres justo, ponme a salvo! Inclina tu oído hacia mí, date prisa en librarme. Sé para mí una roca de refugio, el recinto amurallado que me salve. Porque Tú eres mi roca y mi fortaleza; […] En tus manos encomiendo mi espíritu, y Tú, Señor, Dios fiel, me librarás. […] Ten piedad de mí, Señor, pues estoy angustiado; mis ojos languidecen de tristeza. […] Pero yo, Señor, confío en Ti, yo dije: Tú eres mi Dios. Mi porvenir está en tus manos, líbrame de los enemigos que me persiguen. Que sobre tu servidor brille tu rostro, sálvame por tu amor. […] Bendito sea el Señor, su gracia hizo maravillas para mí: Mi corazón es como una ciudad fuerte. Yo decía en mi desconcierto: «Me ha arrojado de su presencia». Pero Tú oías la voz de mi plegaria cuando clamaba a Ti. Amen al Señor todos sus fieles, pues él guarda a los que le son leales, pero les devolverá el doble a los soberbios. Fortalezcan su corazón, sean valientes, todos los que esperan en el Señor.«
Del salmo 31