Romanos 8:31 – Si Dios esta conmigo ¿quién contra mi? En ocasiones todas las personas pasamos por sufrimientos terribles. Y a veces los sufrimientos son de gran magnitud que nos parece que todas las puertas se nos cierran. Pero quiero que sepas estimado lector, que Dios está vivo y conoce nuestras necesidades; por ello, siempre abre una ventana por donde entra un rayo de luz a nuestra vida para darnos esperanza. Él es tan pero tan bueno que cada palabra que esta inspirada en la biblia es para que nuestro camino sea bendecido y fortalecido, así como en romanos 8:31 no los hace entender.
Frente a los sufrimiento, muchos personas flaquean en la fe. Por otra parte, hay quienes quieren conseguir la fuerza para vivir dentro de su potencial interior, pero no toman en cuenta que sus potenciales son impotentes.
Como hijos de Dios nuestra respuesta al sufrimiento es que Jesucristo nos ha dado la vida y también nos ha dado la fuerza para vivirla a través del Espíritu Santo, en la luz de su palabra.
Las personas mayormente recorren caminos en busca de respuesta a sus conflictos, pero no se dan cuenta que el único camino es Cristo, así como lo dice la palabra de Dios, es el camino, la verdad y la vida. Dios nos ha dado la mejor respuesta a través de su hijo Jesús.
¿Qué significado tiene romanos 8:31 ?
Hoy podemos encontrar quienes quieren abandonar fácilmente la fe en Jesús. También hay quienes renuncian al evangelio de la gracia de Dios, porque se dejan ahogar por las circunstancias del fracaso. Entonces es porque no han entendido que Cristo murió por nuestros pecados, por nuestras malas circunstancias y que ahora es nuestro abogado a la diestra del Padre. Lo que tenemos que hacer es confiar plenamente en él.
Pero a pesar de las aflicciones, de todos nuestros problemas, de las enfermedades, entre otras cosas, la palabra nos enseña: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”
Romanos 8:31″¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?».
Esta expresión ha sido muy mal interpretada, mal utilizada para hacer creer a las personas que si están con Dios, nada les podrá ocurrir. Pues esta expresión es verdadera pero debemos entender cómo se aplica en nuestra vida.
Nuestra vida en el mundo
Nuestra vida se conforma en las vivencias, la familia, el trabajo, la salud, el sustento, las pertenencias, el bienestar en todo. Esto es a lo que nos aferramos y lo que amamos, y vivimos precisamente para esto. Todas estas cosas para nosotros son las más importantes en nuestra vida. Para lograr mejorar estos aspectos de nuestra vida nos guiamos por lo que aprendemos del mismo mundo y de la misma sociedad, pues esta nos presiona para que nos amoldemos a ella.
Somos es producto de lo que aprendimos de nuestros padres, hermanos, y amigos, en el colegio. Pero cuando nos convertimos en cristianos, Dios espera de nosotros que dejemos de darle mayor importancia a nuestra vida, a todas nuestras pertenencias y que le demos mayor atención e importancia a él y a su voluntad. Que no pongamos nuestra esperanza en las cosas de este mundo sino en lo que él nos promete, y en las cosas del cielo.
(Colosenses 3:1-4)»Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.»
Y aquí es donde está el secreto de la verdadera fe, de lo que Dios quiere que busquemos y que practiquemos. poner la mirada significa que pongamos nuestra atención en las cosas de arriba, que no andemos tan preocupados por nuestras propias vidas, ni tampoco afanados por lograr grandes éxitos en este mundo.
Lo que debemos buscar, y preocuparnos en obtener son las cosas de arriba, por lo que Dios nos ha de dar. Todo lo que logremos acumular en esta tierra, no se irá con nosotros, porque todas esas cosas son temporales, pero lo que se acumula en el cielo es eterno, eso nunca desaparecerá. 2 Corintios 4:18
Trabajar para sostener nuestras necesidades económicas, mejorar la salud, brindarles a nuestra familia un buen futuro, es parte de la responsabilidad como personas normales y también cristianos. Pero no debemos llegar al punto de priorizar estas cosas y dejar a Dios en segundo lugar, entonces llegamos a desobedecer a Dios.
En su gran mayoría las personas suelen buscan a Dios porque esperan que les resuelva los problemas, como aquellos que buscaban a Jesús por los alimentos físicos que él les daba, pero Dios demanda que trabajemos por la comida que a vida eterna nos lleva. Juan 6:26-27.
¿Porque Debemos creer en esta expresión «quién contra nosotros»?
Cuando nuestra esperanza está en nuestro corazón, creyendo en las promesas que Dios ha hecho para sus hijos, podemos disfrutarlas en toda la plenitud de la gloria de Cristo, solo tenemos que esforzándonos por obedecerle.
Si Dios es con nosotros, es porque le estamos obedeciendo, y nada ni nadie nos podrá vencer. Nadie podrá contra nosotros, y no nos puede vencer. Ya que Jesús venció al príncipe de este mundo. Aunque tendremos aflicciones si perseveramos en la obra del Señor, la victoria ya es de nosotros.
Esto Cristo les dijo a sus discípulos en el mundo tendréis aflicción, pero confíen porque yo lo he vencido y nosotros también podemos vencer agarrados de la mano de Dios, a pesar de las adversidades. Juan 16:33
Cuando somos entendidos a lo que Dios nos está ofreciendo, este mundo pierde importancia y podremos entender que si somos fieles nadie nos podrá apartar de nuestro propósito, entonces nada nos apartara del amor de Dios. Las adversidades nos harán aferrarnos más a Dios. Y tener siempre en cuenta lo que dice romanos 8:31.
Si la palabra nos dice claramente Dios es contigo, ¿Quién contra ti mi estimado hermano(a)? no podemos permitir que nada de lo que nos haga sufrir en este mundo nos aparte de lo que Dios nos quiere dar. 1 Pedro 1:3-5
Pues tienes que saber que no estamos solos, Dios nos guarda para que podamos vencer. Él no nos abandona y a través de su santo Espíritu nos ayuda en nuestro diario vivir, y nos librará del mal en todo momento y cuando no sea así, debemos saber, o entender que Dios igualmente está con nosotros.
Un peligro que nos puede hacer no confiar en Dios
Nuestra carnalidad, nos afecta y no nos permite desarrollar la vida de Cristo en nosotros. Nuestra concupiscencia, y nuestra dureza de corazón es lo único que nos puede separar de Dios. Nuestro mayor enemigo no es el diablo, somos nosotros mismos que podemos apartarnos de Dios, por el pecado. (Santiago 1:12-15).
Cómo aplicar romanos 8:31
Dios nos ayuda en nuestro caminar diario, pero para él lo más importante es que confiemos en sus promesas que nos da en su palabra.
Sólo tenemos que confiar en Dios en los momentos buenos pero también en los malos. Él nos dará la solución en todo lo que dejemos en sus manos. El nunca nos desampara y ya nos dio la victoria.
No importa cuán grandes sean las dificultades que nos sobrevengan, no importa cuán grandes parezcan los abismos, sabemos que el amor de Dios es muchísimo mayor y está por encima de todas las dificultades. Por eso, con autoridad podemos afirmar que tenemos esperanza. Podemos salir de este lugar en este día con la frente en alto e ir por el mundo mostrando y anunciando esperanza. Él no nos ha abandonado, ni nos abandonará jamás.
Para que puedas tener la certeza de la palabra de Dios y estar confiado en lo que romanos 8:31 dice aplica estos consejos a tu vida:
- Aplica esta palabra de fe en tu vida para que seas victorioso en tu andar como hijo de Dios.
- Mantente siempre en oración para que Dios sea la fuente que llene tu vida.
- Ayuna cuando sientas desespero y mucha angustia por cualquier circunstancia difícil.
- Estudia citas bíblicas y practicalas para que tu gozo sea fortalecido.
Te darás cuenta que Si Dios con nosotros quien contra nosotros. que bueno es contar con este versículo en romanos 8:31 que nos da aliento y nos llena de esperanza para seguir encaminados a la vida que realmente es vida, la eternidad.
Hasta aquí Romanos 8:31.